Te alejas en el horizonte,
fuiste la mujer del mismo amor.
Me encontraste
y me recibiste en tu seno;
cuando mis ojos te vieron,
de nuevo renació la luz.
Fui el hombre afortunado,
unido a ti
me convertiste
en hombre de paz,
de amor.
Aunque no estés
seguirá imperecedero mi canto.
No somos más
que dos personas
que se quieren mutuamente.