El viento mece el árbol,
el cuál llora,
pues ningún pájaro se acerca
y se posa en él,
mas su vida cae.
La niña coge su vida,
la ríe sin parar,
tiene en quien pensar
y su rostro sonrojado
por el eterno amado.
La maravillosa niña,
bella y juvenil,
inspiradora de poetas.
Ella me ama a mí,
yo la amo a ella,
una de las sabias
que el mundo no repite.