Todos mis poemas
son escritos por ella,
mi eterna amada,
incuestionable
y de valor incalculable,
que ni por mil puñados
de oro vendería.
Si alguna vez me recuerdan
será gracias a ella,
fuente de la sabiduría,
el dorado de la belleza,
alma pura cual agua cristalina
que deja ver el fruto de la vida.